martes, 28 de enero de 2014

Números



Hoy hace un año que llegué a Sydney. Extraña coincidencia, esta es mi quincuagésimo segunda entrada en el blog. Una por semana. Anda que no ha llovido (en sentido figurado y literalmente) y a la vez, como a menudo ocurre parece que fue ayer.
En este tiempo he acumulado experiencias y vivencias como para escribir un libro (o un blog), encontrado y conocido amigos que volveré o no volveré a ver, adquirido nuevas habilidades y estrategias (aquí lo llaman skills y en el curriculum queda muy bien) pero sobre todo he aprendido inglés, ¡por fin!
No se da uno cuenta de cómo domina un idioma hasta que otra persona se lo dice. Persona que puede uno conocer o no: el último que me dijo que mi inglés era muy bueno fue un australiano borracho la otra mañana en la cafetería (y ya se sabe que los borrachos nunca mienten).
De Supermario en 3 minutos
En lo que respecta a escribir un libro, podría ser una colección de chistes y anécdotas, la última de las cuales es muy graciosa (de nuevo en la cafetería): esto es un chino que llega al restaurante y pide una tortilla de champiñones, el camarero le lleva un bocadillo de lomo por error y cuando regresa para pedir disculpas la situación es la siguiente:
Camarero (con una tortilla en la mano): Disculpe, ha habido un error, usted había pedido una tortilla de champiñones, ¿verdad?
Chino (con medio bocata ya en el estómago): No, si yo ya tengo mi tortilla aquí, no quiero nada más.
Por supuesto a Stephane (el actor en el papel de camarero) le faltó tiempo para venir a contármelo y aguántate la risa delante de los clientes…
De amigos ni empiezo ni acabo porque muchos más vendrán (y ya saben ellos quienes son) y en lo que respecta a los skills el mejor de todos es la capacidad de hacer de voluntario, que tengo más diplomas y camisetas de eventos que apuntes del curso (y eso que lo aprobé con sobresaliente, por si no lo había dicho antes).

Ahora que parece que mi visado se acaba igual me voy a Nueva Zelanda de turismo (que tengo visa para 3 meses) y alargo mi estancia en la otra punta del mundo un poco, pero tiene más pinta de que me volveré, como tarde a mediados de abril, aunque después de un año de reflexión siga sin haber pensado en nada concreto.
Supongo que, paradójicamente, me hacía tanta falta venirme aquí hace un año como falta me hace ahora largarme. 
Al final voy a ser uno de esos, como dice Sabina "porque no quiso ser estatua de sal le llamaban todos culo inquieto"
¡Quién me lo iba a decir!

jueves, 16 de enero de 2014

Otra de las mías



¿Os acordáis del famoso Carlo Rossi?
Para algunos no hará falta más, a los demás os diré brevemente que era un tipo que me pidió 20 euros en Turín para ir a su casa a coger las llaves del gimnasio con la excusa de que era el famoso boxeador Carlo Rossi.
La sala de no-estar





¡Qué ingenuidad! ¡Qué candor! Y ya tenía 20 años, pero el tipo me tongó igual (aunque eso sí, me dejó su reloj, que parecía muy valioso pero era un Carretier fabricado en China o en casa de Rossi.
Después de esta y otras cuantas aventuras similares, cualquiera podría pensar que he aprendido y ya no me timan, pero no es así, sigo creyendo que la gente es buena y me llevo chascos, ¡qué le vamos a hacer!
La última a propósito del piso. Éramos dos a compartir, vino mi ex compañera de piso a pasar unos días, encontró trabajo en la panadería de al lado y decidió quedarse un mes y medio. Intentamos hablar con la casera para que nos dejara ser tres pero el primer acercamiento de posturas salió rana, así que me busqué rápidamente una habitación para pasar un mes.
El agradable jardín, trasero
No os cuento lo difícil que es encontrar algo barato y por breve tiempo, pero os lo imaginaréis. Después de unas cuantas llamadas y mensajes que acabaron en nada y ya con el agua al cuello, me responde un tipo (Helman) que resulta ser español (Germán, supongo), me lleva a ver la casa y me enseña solo el cuarto.
El cuarto no estaba mal del todo, y medio limpio. Pero cuando vi el resto de la casa (obviamente después de haber pagado la fianza) casi me desmayo. De hecho si no lo hice fue por miedo a coger una infección en esa pocilga que el tipo con mucha gracia decía en el anuncio que era “un piso totalmente renovado, y pintado, como nuevo”
Además, el cuarto daba a la vía del tren, por lo que desde las 5 de la mañana había un ensordecedor ruido de trenes pasando por la ventana. Conclusión: que le dije al baranda que yo pasaba del tema y que me iba de allí (y que de paso me devolviera la fianza).
Me dijo que sin problema, y nunca más se supo. Como yo soy un tipo listo, con recursos, le dije a mis amigos que llamaran como interesados en el piso y así me presentaba yo para hablar de lo mío. Resultado: se inventó que había estado de vacaciones y me dio un número al que llamarle para quedar. Entre que no responde y que yo no insisto, seguimos como estábamos.
La cocina. Cucarachas en la nevera que os ahorro
Y ahora, estilo Víctor, os dejo unas fotos de la maravillosa casa, cortesía de Dinah.
El cuarto de baño, totalmente renovado
La repisa para poner el cepillo de dientes, limpísima

miércoles, 8 de enero de 2014

Los Reyes Magos vienen a Australia en bañador



Y seguro que los paran en la aduana porque alguien me dijo el otro día que hay una plaga de camellos (de los que tienen jorobas y beben agua) en este país que tiene a todo el mundo preocupado.
La fuente de mi inspiración
El seis de enero se me ocurrió, aprovechando que tenía la mañana libre, comprar unas bolsas herméticas marca Día de esas que no sirven para nada porque son muy pequeñas y rellenarlas de dulces y gominolas para regalarle algo por reyes a mis compañeros de trabajo. Me fui al Coles (que es el supermercado y se pronuncia “couls”) y mientras compraba pensé que dos chocolatinas, un bombón y tres gominolas no eran gran cosa, así que compré un bloc de post it y le di rienda suelta a mi imaginación. En cada hoja del post-it puse el nombre de cada uno y un dibujo inspirador o referencial.
Los que me conocen (y ahora mis compis del curro también) saben que mis dotes de dibujante/pintor/artista son no ya limitadas sino profundamente inexistentes (tanto como mi oído musical o mi sentido del ritmo).
Ahí estaba yo, ante el aterrador lienzo en blanco (en este caso amarillo) sufriendo una agotadora crisis creativa cuando las musas vinieron en mi ayuda: “No te preocupes, tenemos la solución, utiliza las obsesiones y lugares comunes de tu obra pictórica y reformúlalos para teñirlos de efectividad sentimental”
Y eso hice, empecé a dibujar casitas en el campo con árboles y monigotes y un sol sonriente en lo alto (véase imagen).
Un niño de cinco años supera con creces este nivel, y así me lo pasé de bien dibujando y personalizando cada una de las estampas, riendo por lo bajo ante las caras de sorpresa que pondrían algunos de ellos.
Lo que nunca habría pensado es que el ridículo excediera el limitado círculo de la cafetería y su repercusión llegara a las redes sociales. Las cosas que tiene ser naïve...
El dibujo de Stephane acabó en el Facebook

Conclusiones, que me divierto como un niño chico en cuanto me agencio papel y lápiz, que nunca sabes cuándo pueden ser útiles los conocimientos de ciertas disciplinas artísticas como la música o la pintura que tantos suspensos te acarreaban de pequeño y que los mejores regalos de reyes son los que tienen que ver con las personas y no con los objetos.
¡Qué divertido es crecer con el niño que llevamos dentro!

jueves, 2 de enero de 2014

Año nuevo, vida…



Llegó el día con el que había estado soñando desde que vine a Australia: Fin de año. Toda la vida viendo en las noticias de las 3 de la tarde del día 31 los fuegos artificiales en Sydney con motivo del año nuevo y el otro día, por fin, los pude vivir en directo.
Para obtener un lugar privilegiado desde el que poder disfrutar del espectáculo, me ofrecí voluntario para dar información sobre actividades y lugares para ver los fuegos de 10 de la mañana a 5 de la tarde. Con ello me regalaron un ticket para acceder a una plataforma que hay sobre el muelle desde la que se ve el puente sobre la bahía y la Ópera.
En el rato que estuve informando, millones de personas se agolpaban preguntando las mismas cosas y todos a la vez. Perdí la voz dos o tres veces porque el flujo de gente era interminable, tanto que apenas nos quedaba tiempo para beber agua. Pero me gustó la experiencia, sobre todo porque había entre los visitantes, muchos turistas italianos, franceses e hispanohablantes, así que pude informar en varios idiomas (para no perder la práctica).
Creo que los fuegos, que por cierto cuestan aproximadamente 4 millones de dólares, hablan por sí solos, así que os dejo un vídeo.

En cuanto a la fiesta de Nochevieja, como en todo el resto del mundo, es el peor día para salir, así que intenté volver a casa temprano. Por el camino me topé con la presentadora del Canal 9 (que no es Canal Nou, porque ya no existe).
Antes de esta toma, la pobre mujer lo intentó un par de veces y yo, viendo el percal, preparé la cámara para grabar la versión definitiva. Ojo al espontáneo que se levanta la camiseta y se frota los pezones; un clásico.
Cuando llegué a casa me aguardaba otra noticia. Mis notas del Diploma de Eventos. Graduado con Sobresaliente. Buenas noticias para empezar el año con energía  (y, como dijo aquella sabia, “con muchaaa marchaaaa”).